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Por una EDUCACIÓN popular en POLÍTICA

La importancia de salvar las semillas campesinas

« Las/os agricultoras/es que producen e intercambian sus propias semillas dentro de su propia comunidad o con las comunidades vecinas, no necesitan leyes que gobiernen su producción o intercambio. Los derechos colectivos para utilizar las semillas comunitarias suelen ser orales y están establecidos y se respetan lo suficiente dentro de cada comunidad como para regular su uso ». Grain

Campesinos vs agroindustria

Los campesinos son los primeros seleccionadores

A través del tiempo, las diferentes civilizaciones han desarrollado innumerables variedades nativas de semillas (frijol, maíz, trigo, yuca, papa quinoa…) que han sido conservadas y cultivadas por las comunidades indígenas, negras y campesinas para mantener un equilibrio, la biodiversidad, la autonomía alimentaria y preservar su cultura y sus tradiciones. Sin embargo, estas semillas nativas – patrimonio colectivo- son amenazadas por el sistema neoliberal impuesto por las corporaciones, es decir, las semillas como negocio y no como un derecho a una alimentación variada y sana.

Semillas libres la influencia de los transgénicos sobre las tradiciones y cosmovisiones entorno alimento. La creatividad del frijol en su representación estética.

Fotografía de Carolina González. (2018).

Por eso los dos modos de agricultura/semillas industrial y campesina son opuestos:

El modeo de seleccion del agroindustria

La industria: el objetivo es maximizar los beneficios y, si es posible, esclavizar el mundo agrícola. Para ello, los productos deben soportar el transporte a largas distancias así como los cuartos frigoríficos sin sufrir cambios, ni descomponerse. Se trata de variedades destinadas sobre todo a la distribución masiva. Pero para lograr rendimientos « fabulosos », estas variedades deben poder tolerar fungicidas, pesticidas, etc. sin deteriorarse. Esta es la razón principal de los transgénicos (OGM) de Monsanto: tolerar los herbicidas como el glifosato. Además, como se requiere que estas frutas y verduras alcancen rápidamente un buen peso, se componen principalmente de agua. Adicionalmente de consumir bastante agua, todos los insumos requieren de mucha energía, al igual que su modo de cultivo y transporte para la venta a larga distancia. Por lo tanto, estos productos agrícolas son consumidores de petróleo y este tipo de agricultura industrial, contribuye al calentamiento global.

Supermercado, comida industrial

Campesina/tradicional: producen frutas y verduras con buenas cualidades nutricionales y permiten a los agricultores de decidir por sí mismos lo que quieren cultivar. Cada variedad se adapta perfectamente a las condiciones del suelo y del clima. Su resistencia a enfermedades y plagas locales se ha optimizado durante mucho tiempo. Estas variedades no necesitan productos químicos y consumen poca agua. Están claramente destinados a cadenas de suministro cortas y, por lo tanto, prácticamente no tienen ningún impacto sobre el clima. Entonces, cuando comemos un tomate de variedades campesinas y cultivado de manera ecológica (lo que hacen todos los campesinos que no son obligados a usar los productos químicos y la tecnología) tenemos acceso a un alimento de calidad superior y con sabor. No es solo agua y petróleo.

Mercado en la casa del productor, variedades semillas campesinas

En conclusión, se trata de 2 mundos muy distintos, cada uno ha trabajado para seleccionar variedades con las características que les interesan. La industria solo busca ganancias, mientras que la agricultura tradicional busca la producción de alimentos de calidad destinados principalmente a clientes regionales.

El robo oficial, manos arriba

Entre las manos de los organismos internacionales

Las organizaciones internacionales como la FAO o la OMS, etc. lamentablemente están al servicio de las multinacionales; bajo su influencia y la de los grupos de presión como la Fundación Bill y Melinda Gates, estas organizaciones emiten recomendaciones de todo tipo – en salud, alimentación, etc-. Pero esta influencia de los grupos económicos, es el primer paso para el control a escala global de p.e, la alimentación a través de las semillas. Con estas recomendaciones los industriales solo tienen que limitarse a hacer el lobbying y a ejercer presión a nivel nacional para generar una serie de leyes que favorezcan sus intereses. Sea cual sea el tema, su argumento es siempre y en todas partes del mundo el mismo: ¡proteger a los consumidores!

En 1979 explicaba la FAO « la función de la legislación de las semillas en el desarrollo agrícola ».

Ahora bien, la experiencia demuestra que la industria de semillas no puede desarrollarse satisfactoriamente si falta una legislación de semillas adecuada. La legislación cumple, en primer lugar, la doble función de salvaguardar los intereses tanto de los productores como de los usuarios en una materia que, de por sí, se presta fácilmente a equívocos y a falsificaciones. En efecto, la calidad se puede controlar mucho menos fácilmente en el caso de las semillas que en el caso de otros artículos: la humedad, la pureza genética, la capacidad germinativa son factores cuyo control requiere instrumentos, tiempo y personal especializado, elementos de los que el agricultor no dispone. En este sentido la legislación ofrece al usuario la garantía de que las semillas cumplen determinadas normas mínimas. El productor y el comerciante de semillas pueden, asimismo, obtener ventajas de una legislación adecuada, ya que ambos se ven protegidos contra la concurrencia deshonesta y adquieren confianza en las posibilidades del mercado[1].

L. Bombín-Bombín, 1979
Los campesinos no pueden cultivar sus semillas, la ley de las trasnacionales

¿Pero porqué controlar las semillas?

Cuando se trata de semillas, la superchería de la FAO llega incluso a incluir en sus recomendaciones la protección de las variedades seleccionadas y cultivadas por los campesinos. De esta manera, una de las primeras medidas es precisamente la prohibición del intercambio de semillas entre campesinos cuando este ha sido y es un proceso de libre intercambio y el cual ha contribuido a la calidad de la selección por parte de los campesinos. Estos organismos – como la FAO- se apresuran a agregar que para garantizar la calidad de una semilla es necesario recurrir a los expertos y a las técnicas sofisticadas que nuestros agricultores desconocen. Entonces cabe preguntarse: ¿cómo pudieron los campesinos alimentar a tanta gente durante tanto tiempo, siendo tan ignorantes?

El mensaje enviado por estas organizaciones es claro: dejemos que la industria controle las semillas, es por el interés y la seguridad para todos. De este modo los agricultores son obligados a comprar semillas certificadas cada año (con la prohibición de usar sus propias semillas), para -supuestamente- no tener malas sorpresas.

Pero, ¿Seguros que no hay malas sorpresas?

Algodoneros demandan a Monsanto por las perdidas de la cosecha
Algodoneros pierden las cosechas de las semillas de Monsanto

No creemos una palabra de los compromisos de conductas responsables por parte de las multinacionales. ¿Quién asegura que se usen prácticas responsables en los campos? ¿Quién puede afirmar que, en caso de una relación no equilibrada entre una multinacional y un campesino africano, uno no va a perder? ¿Qué recurso serio y confiable se ofrece a los agricultores en caso de excesos?” Mamadou Cissokho, CNCR, Senegal, Expresidente de ROPPA.

El grupo Semillas nos presenta el documental producido conjuntamente por ocho organizaciones de América Latina y editado por Radio Mundo Real, ¿Bien común o propiedad corporativa? recoge las experiencias y luchas de los movimientos de defensa de las semillas criollas y nativas en América Latina desde Ecuador, Brasil, Costa Rica, México, Honduras, Argentina, Colombia y Guatemala.

SEMILLAS ¿Bien común o propiedad corporativa?
Semillas bien común o propiedad corporativa

Los campesinos esclavos

El objetivo de todas estas recomendaciones por la seguridad del consumidor, no es otra cosa que el control total de nuestra alimentación por parte de la industria. Pero para dominar el mercado, se debe transformar a los campesinos en simples trabajadores agrícolas bajo las órdenes y la imposición de las leyes, haciendo exactamente lo que se les pide que hagan. Esta presión de la industria ha aumentado significativamente desde la llegada de los transgénicos OGM (organismo genéticamente controlados), a través de las multinacionales- en particular- como Monsanto, Dupont & Nemours, Sygenta, etc. De hecho, no se trata solamente de controlar las semillas, sino también de poder vender cada vez más productos fitosanitarios (p. ej. el glifosato) de los que estas semillas inadecuadas no pueden prescindir.

Por lo tanto, la esclavitud de los campesinos es total, atados a ser compradores de semillas y de insumos químicos, remplazando los cultivos tradicionales agroecológicos. Esto es lo que ha sucedido desde la “revolución verde” en casi todas partes de Occidente y que ha llevado a la actual crisis alimentaria y el aumento de la de comida chatarra, agricultura industrial, la distribución masiva de alimentos (supermercados), así como a las pandemias de obesidad y otras enfermedades modernas.

La humanidad produce actualmente más alimentos que en toda su historia, y sin embargo una cifra superior al diez por ciento de la población padece hambre. El hambre de esos 800 millones de personas ocurre al mismo tiempo que otro récord histórico: mil millones de seres humanos sufren hoy en día sobrepeso. Los obesos y los famélicos están vinculados entre sí por las cadenas de producción que llevan los alimentos desde el campo hasta nuestra mesa. Guiadas por su obsesión por los beneficios, las grandes corporaciones que nos venden comida delimitan y constriñen nuestra forma de comer y nuestra manera de pensar sobre la comida. Por ejemplo, la India ha destruido millones de toneladas de cereales permitiendo que se pudran en silos mientras que la calidad de los alimentos que comen los indios pobres es la peor desde la independencia, en 1947″[2].

R, Patel, 2008

Los campesinos delincuentes

En el año 2011, los cultivadores de Campoalegre, Huila-Colombia- son tratados como delincuentes por parte del Estado, el motivo: las semillas utilizadas no eran certificadas según la resolución ICA 970 de 2010.

Así, un grupo de agentes del ESMAD incauta y destruye – tirando a un relleno sanitario- aproximadamente 62 toneladas de arroz- por, « supuestamente », no cumplir con las normas estipuladas en el decreto 970 expedido para cumplir con las reglas impuestas por el mercado internacional y las exigencias del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. De esta manera se condena a todos los campesinos que no siembren las semillas impuestas por la industria -para su comercialización-, es decir, convierten a los campesinos en esclavos de un mercado y en delincuentes por hacer lo que siempre han hecho: conservar parte de la cosecha para utilizarla como semilla en las próximas siembras.

Documental 9.70 de Victoria Solano (Versión Youtube)
Las semillas campesinas confiscadas y destruidas.El Estado a favor de las multinacionales

Parar el robo

Es importante tener claro que las semillas son el primer eslabón de nuestra dieta y en un futuro muy cercano, como ya hemos visto, es posible que los agricultores no tendrán más el derecho a sembrar sus propias semillas. También en Europa una ley intenta controlar el uso de las semillas campesinas. Detrás de esta confiscación, 5 grandes empresas de semillas poseen ya la mitad del mercado. Es por eso que la resistencia campesina se organiza, desde Colombia a Bélgica, pasando por Francia y Noruega, la guerra de las semillas amenaza a más de mil millones de agricultores y a todos los habitantes del planeta.

LA GUERRE DES GRAINES [officiel]
La guerra de las semillas

El sabor

En Europa, por ejemplo, a pesar de la presión de las empresas transnacionales o nacionales, el mundo campesino resiste y se organiza cada vez mejor, acumulando pequeñas victorias que abren brechas en el recinto fortificado instalado por la industria. Es un hecho que las variedades seleccionadas por los campesinos no solo son las que mejor se adaptan a su terruño (tipo de tierra y clima) sino que las frutas y hortalizas obtenidas de estas semillas son mucho más ricas en nutrientes que el sucedáneo (artificial) de las semillas estereotipadas y seleccionadas por la industria por su capacidad para producir frutas y legumbres bien calibradas, de la misma forma, color y sabor. O mejor dicho, por la falta de sabor.

El plan es dar las semillas a productores y huerteros para que las siembren y luego devuelvan nuevas semillas. Contrarrestar en algo la concentración exacerbada de la industria semillera que de alguna manera decide qué sembrar y qué no. Fuente. La Nación.

¿Y los nutrientes ?

Casi en todas partes del mundo occidental ahora es obligatorio mencionar en el envase la proporción de lípidos, carbohidratos (incluido el % de azúcar) y proteínas. También debemos sumar la cantidad de calorías por cada 100 g, por ejemplo.

Declaración de los aliementos

Por supuesto, todo esto hace que sea posible sobrevivir, pero no vivir con buena salud. Para ello necesitamos minerales bastante comunes como el calcio o el hierro, pero también minerales más raros como el selenio (luego hablamos de oligoelementos), vitaminas y antioxidantes por hablar solo de más esencial. Sin embargo, si comparamos por ejemplo los tomates producidos en la agricultura convencional y los tomates de la agricultura ecológica (semillas certificadas por la industria), encontramos niveles de nutrientes muy similares. Es impactante, pero es así: el beneficio de lo orgánico es bastante pequeño, aparte de la falta de moléculas químicas que es mejor evitar. Por otro lado, si analizamos tomates de variedades campesinas y cultivados como debe ser en agricultura orgánica, entonces podemos encontrar niveles de nutrientes de 5 a 20 veces ¡más altos! La diferencia es espectacular y por supuesto se refleja en el sabor.

Gráfica de la comparación entre tomates industriales en agricultura convencional u orgánica (bio) y tomates campesinos

En este video Eric Marchand -de la cooperativa Jardin’Envie y secretario de Semillas Campesinas Francia- nos cuenta sobre el análisis realizado para comparar los valores nutritivos de los tomates cultivados con semillas campesinas vs. los tomates industriales.

Comparación nutritiva entre tomates semillas industriales vs semillas campesinas

Las soluciones a privilegiar

Como en casi todo el mundo, afortunadamente en Colombia también ya existen soluciones que permiten combinar la preservación de nuestra salud y la del planeta. Por ejemplo, las asociaciones de agricultores/consumidores y/o mercados campesinos.

Ferias y/o mercados agroecológicos
Mercados en linea productores-consumidores

En Europa como las CSA Inglaterra y/o Amaps en France, así como las tiendas de productores. Es decir, se deben favorecer todos los cortocircuitos que permitan obtener insumos directamente de los pequeños productores y evitar ir al supermercado. En ese punto le podemos dar la razón a la FAO : debemos ayudar a los agricultores a preservar y promover sus variedades. Pero para eso no hacen falta las grandes firmas industriales, los campesinos son perfectamente capaces de organizarse, estén o no acompañadas de ONG como Semillas.

Además, la agricultura campesina tiene un activo importante que en Colombia aún no nos damos cuenta: es una actividad baja en carbono porque no utiliza insumos químicos y casi no utiliza maquinaria. Solo el transporte de los campos a la ciudad consume petróleo. Cuando el petróleo escasea, la agricultura industrial verá disparar sus costos de producción mientras que el impacto en la agricultura tradicional será nulo o insignificante. Veremos en otros artículos que la producción de alimentos no es solo la necesidad más básica, sino que está vinculada a muchas otras cuestiones que afectan a nuestro futuro común en el contexto de un cambio climático muy rápido.

Semillas en Resistencia
La resistencia campesina

Bibliografía

Citas

[1] L, Bombín-Bombín, 1979 (ref. lectura Bombín-Bombín-FAO)

[2] R, Patel, 2008 (ref. lectura Patel)

Referencias Lectura

Referencias que se encuentra fácilmente en internet o en las bibliotecas virtuales como la Luis Ángel Arango. Click aqui y los llevará a la biblioteca.