¿Mejor que Venezuela?
» El estado colombiano ha promovido que grupos de civiles se armaran invocando leyes que desde 1965 y en la Constitución de 1991 permiten la creación de grupos de “autodefensa”. Estos dos aspectos han tenido la intención inicial de desarrollar una política contrainsurgente apoyada desde sus orígenes por la Escuela de las Américas. Los manuales de las Fuerzas Armadas han desarrollado paso a paso sus recomendaciones, dando origen a grupos bien fortalecidos, armados entrenados con mercenarios internacionales, apoyados por terratenientes, ganaderos, políticos y narcotraficantes [1].
Somos la democracia más antigua de América Latina
Se dice que Colombia es la democracia más estable de Latinoamérica porque no aparece en ningún listado internacional que lo sancione y hasta el momento no se ha derrocado ningún gobierno. No obstante, las cifras de represión, violencia y corrupción nos muestran que nada tiene que envidiar Venezuela a nuestro país.
Por su parte, a Venezuela la catalogan como una dictadura y desde allí se construye todo discurso en contra, primero por la cooptación de las cortes, luego la persecución de la oposición, la suspensión de las elecciones regionales y asamblea nacional constituyente, proceso que no llegó a su fin porque no se presentó una nueva constitución.
Es decir, dos países vecinos con contextos diferentes, comenzando porque Colombia tiene un presidente elegido por la mafia, como dice Pino Arlacchi ex secretario de naciones Unidas y exdirector de l’UNDCCP oficina de la ONU para el control de drogas y la prevención del crimen: « Acusar a Maduro de tráfico de droga es una basura, Colombia es productor y Estados Unidos es el primer consumidor ».
Democracia genocida
Negando las realidades
Para el caso colombiano, el Banco de La República afirma que Colombia es el único país latinoamericano que cuenta con un legado electoral ininterrumpido desde 1830, año en que se dio la división de la República de la Gran Colombia. Solo 4 años duró un gobierno militar que entregó su poder para convocar a elecciones. Pero esto desconoce otras realidades que posee el país.
El narcotráfico, el conflicto armado, la violación sistemática de derechos humanos, la persecución, exterminio y genocidio de la izquierda, elecciones que si bien son convocadas no garantizan resultados por maquinarias políticas y porque el sistema está hecho para que solo accedan los grandes partidos. El nuevo informe de la comisión de la verdad habla que 8 de cada 10 víctimas del conflicto armado eran civiles, la realidad es que se han cometido un genocidio por siglos y, aun así, hablamos de democracia.
El estado capturado
Escándalos como los narcos casetes en el período Samper, los vínculos paramilitares de Uribe y otros tantos políticos colombianos o la ñeñe política de Duque son tan solo algunos ejemplos de la débil democracia que tiene nuestro país. Y esta debilidad se refleja en un aparato estatal con tráfico de influencias, clientelismo, favorecimiento a contratistas que apoyan campañas, fraudes, compra de votos y un abstencionismo que supera el 50% debido a la pérdida de credibilidad, desconfianza y apatía hacia los gobernantes.
Sin olvidar que los últimos gobiernos han tenido la influencia de Uribe o el que diga Uribe y de la derecha en cuerpo propio o ajeno. Cargos como Procuraduría, Fiscalía, Contraloría, Defensoría están cooptados por decisiones políticas del congreso y el presidente. Las cortes, el CNE y registraduría también son electos por decisiones políticas y no por independencia.
« Pablo Escobar acudió a una combinación de procedimientos, que incluyó actividad política, financiamiento de campañas, donaciones a la población, presión violenta y sobornos […]. Llama la atención cómo una década después de Pablo Escobar, la estrategia narco-paramilitar privilegió disminuir su exposición penal, al contar con la complicidad y la colaboración de altos funcionarios públicos de las administraciones regionales, con congresistas y con candidatos a cargos de elección popular « [2]
¿Sin justicia puede haber democracia?
A este escenario le sumamos el bajo acceso a la justicia. Un estudio sobre las necesidades jurídicas del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad – Dejusticia, reveló que el sistema judicial colombiano no provee una resolución efectiva al 87% de los procesos judiciales. Así mismo, las mujeres y las personas en condición de discapacidad son los más afectados, pues el 57% ha tenido conflictos por discriminación o violencia que quedan en la impunidad [3].
Sin paz pero con marketing
Con promesas de paz y diálogos que no tiene legitimidad frente a una buena parte de sociedad civil, porque para muchos no es claro cómo se puede negociar con un proceso de paz ya fallido ( más de 300 ex integrantes de Farc y 1327 líderes asesinados), sin avance en la justicia y sin reparación. ¿No es llenar de esperanza a los más vulnerables con una «paz a medias» que terminará, como los otros acuerdos, con un nuevo ciclo de violencia?.
Sin participación política y bajo amenazas
Solo el 16% de la población participa en organizaciones sociales y gran parte de los líderes sociales se encuentran amenazados o son asesinados frente al silencio de los gobiernos de turno, al de la comunidad internacional y al de las organizaciones de derechos humanos que solo registran la cifras de muertos como una estadística más, pero no como una exigencia que cese el fuego contra aquellos defensores de derechos, personas del común que defienden las diferentes causas.
Violencia sin fin
Colombia con respecto a Venezuela es vista como una democracia. Una democracia con:
- Primer país en desplazados internos
- Primero país más peligroso para los líderes ambientalistas
- masacres, asesinatos de líderes sociales
- asesinatos extrajudiciales (+ de 6402 jóvenes asesinados)
- falsos positivos judiciales considerados un crimen de Estado
- desaparición forzada
- genocidio político
- amenazas y persecuciones por parte de diferentes grupos al margen de la ley y las fuerzas militares y policiales
- narcotráfico
Premiando la democracia genocida
Medalla por asesinar
Pero a pesar de las graves violaciones a los derechos humanos, no aparecemos en ningún listado, no hay sanciones económicas y no existe una verdadera presión internacional para parar la violencia o hacer caer un régimen sanguinario. Por qué, porque los dirigentes han sido y son serviles a los intereses y la injerencia extranjera.
Presidentes que han cometido crímenes de lesa humanidad son premiados, como Uribe y la medalla de la « libertad » otorgada por Bush en 2009, por los servicios rendidos.
Cuidando a las multinacionales
Iván Duque, acogido con los brazos abiertos por Emmanuel Macron, a L’Elysée, para hablar de « ecología y democracia ». ¿Pero qué hace un violador de los derechos humanos en un país « democrático? . Pues bien, cuidar los intereses de las multinacionales como Perenco. La ministra de la transición energética en Francia es Agnès Pannier-Runacher, miembro de la familia del dueño de la multinacional Perenco.
Perenco es acusada entre otras cosas, de la violación de los derechos humanos y la afectación al medio ambiente en el Casanare en Colombia y por el delito de evasión fiscal en Francia. Duque, un « good guy » para Occidente. Colombia sin bloqueo.
Mientras Occidente sanciona ilegalmente a unos, apoya a los criminales como Uribe o Duque. Los ciudadanos critican y se comparan a los vecinos, pero son incapaces de analizar las realidades de Colombia, cayendo en comparaciones erráticas, mediáticas y superficiales que no ayudan a reconstruir un país ahogado en la violencia.
Además, son juicios en contra de Venezuela que no tienen en cuenta todos los elementos socioeconómicos de los dos países repitiendo sin fin la misma propaganda: el miedo a ser como Venezuela. Veamos Venezuela 3 —->
Citas
[1] Colombia una democracia genocida. J.Giraldo Moreno. 1994. ISBN: 848834144X
[2] La Captura y Reconfiguración Cooptada del Estado en Colombia. Luis Garay, Eduardo Salcedo, Isaac de Leon, Bernardo Guerrero. 2008. Grupo Método. ISBN: 978-958-98142-3-9
[3]Democracia en Colombia, una promesa popular debilitada. 2021. https://elcampesino.co/democracia-en-colombia-una-promesa-popular-debilitada/
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