El predominio del neoliberalismo durante treinta años llegó a sus límites a principios del siglo 21 y condujo a una crisis financiera y económica mundial. Es la primera vez que una crisis financiera y económica coincide con una crisis social, medioambiental y climática. Las dimensiones de las deformaciones sociales causantes de las crisis, de los crecientes abismos sociales, del hambre y de la pobreza, ya se perciben hoy en día en todos los países de Europa. Sin embargo, nadie sabe cómo
La izquierda en la Europa, 2009
acabará esta crisis; la Izquierda tampoco lo sabe [1].
Europa, elecciones 2024
Las elecciones en Europa han generado en América Latina una serie de preocupaciones promovidas por la prensa y los gobiernos progresistas de la región debido a la extensión de discursos extremistas. En junio de 2024, en elecciones del Parlamento Europeo, se observó un movimiento de la derecha liberal (mal denominado centro) hacia la derecha extrema, que si bien no es la ganadora absoluta, si queda bien posicionada en los últimos comicios europeos.
Es importante destacar que la izquierda tiene un papel muy limitado en elecciones y que las coaliciones son más de corte liberal que de izquierda.
Nada nuevo
Pero esta subida vertiginosa no es nueva, es la consecuencia lógica de las políticas neoliberales que han creado las desigualdades sociales. Crisis económicas sucesivas que generan la inestabilidad social, el terreno propicio para los discursos populistas como los de la inseguridad, terrorismo, inmigración. Y el tema de la inmigración – el chivo expiatorio- tampoco es nada nuevo, este se da con cada crisis económica, un discurso que sirve para desviar cualquier debate o análisis socioeconómico de las causas profundas de estas crisis y el cual permite aplicar fácilmente las medidas neoliberales, como la privatización de los servicios públicos (escuelas, hospitales…) o modificar la edad de las pensiones para, como en Francia, entregarlas a los fondos de pensiones, como los BlackRock.
« Crisis migratoria”, “invasión”, “gran reemplazamiento”, “terrorismo”: tantas expresiones utilizadas para describir la inmigración a Francia, Europa o los “países del Norte”. Ni inofensivos ni completamente nuevos, estos términos convierten a los extraños en una amenaza. ¿Estamos realmente en el centro de una crisis migratoria excepcional? ¿O se trata de un discurso político sin fundamento, alimentado por el miedo al otro? Un discurso que se repite desde hace más de un siglo cambiando solo los objetivos, y el cual se endurece con cada nueva crisis económica. Es el tiempo de un debate sobre el proceso de elaboración de este discurso de la inmigración, más explotado que nunca en beneficio de diferentes actores –políticos, empresas e instituciones– y de cuestionar el modelo de sociedad que deseamos construir [2].
Inmigración: fabrica de un discurso en tiempo de crisis
Inmigración: la receta
Los discursos antiinmigración no son propios a la extrema derecha, como nos lo han confirmado los representantes social-demócratas (centro) de Dinamarca, Suecia o Francia. Por ejemplo, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, empezó a votar a favor de las medidas más duras contra la inmigración, convirtiéndolo en parte de su bandera electoral en las victorias de 2019 y 2022.
Para la década de 1990 comenzaron a tomar forma políticas migratorias más restrictivas a medida que los debates en torno a la inmigración crecían y la retórica anti-inmigrante se afianzaba. El partido de extrema derecha de los ciudadanos daneses (DPP) creado en 1995 surgió de este entorno cada vez más nacionalista y anti-inmigrante.
Unidad con la extrema
El cambio de paradigma ha surgido desde 2015, cuando la política de inmigración danesa pasó de centrarse en el asentamiento y la integración a la detención y el retorno. De hecho, entre 2015 y 2018, Dinamarca modificó sus políticas de inmigración nada menos que setenta veces, a medida que la inmigración se convirtió en un foco de atención de la extrema derecha. Suecia y Dinamarca son representativos de una tendencia que se extiende por Europa, donde los partidos más moderados forman alianzas y hacen concesiones al tema de la inmigración para mantenerse en el poder [3].
Sin hablar de…
De socialdemócratas que olvidan hablar del neocolonialismo, la venta de armas para alimentar las guerras, la explotación de recursos, el robo de tierras, de las torturas, de la OTAN una máquina de guerra con el discurso de seguridad y libertad, o que no cuestionan los conflictos entre Ucrania y Rusia, así como tampoco el genocidio que ocurre actualmente en Palestina por cuenta de Israel y sus aliados, al contrario, apoyan las ideas belicistas.
Una Europa que ha vivido de la explotación de otros pueblos. Como ha dicho el sociólogo alemán Stephan Lessenich « una sociedad como la alemana, que lleva siete décadas de paz social, pero a costa de guerras en otros lugares y de la explotación de personas y recursos naturales en otras partes del mundo, vivir por encima de las posibilidades de los demás”[4].
El ascenso de la extrema derecha
O una Europa más bien extrema
En los últimos años, la extrema derecha ha ganado terreno en varios países europeos, reflejando una tendencia de crecimiento en apoyo político y social. En Francia la ascensión del Frente Naciona- FN (hoy Agrupación Nacional RN) comenzó en los años 1980, pero fue Austria el primer Estado Europeo en tener una coalición gubernamental, la cual estaba conformada por representantes de la extrema derecha FPÖ.
Bajo la sombra del nazismo
Fue la primera vez, desde la Segunda Guerra Mundial, que un partido formado por ex-nazis formaba parte de un gobierno de un estado Europeo. En la Europa que fue asolada por los nazis. « La agitación política fue grande en los países de la Unión Europea (UE) porque la población austriaca, en su gran mayoría, había estado a favor del « Anchluss » (Anexión de Austria bajo el régimen nazi) [5]. En Francia, el FN francés también fue fundado por neonazis y hoy, 2024, él se consolida como la primera fuerza política.
« Este micropartido, FN, se irá consolidando progresivamente en los años 1980, a medida que las esperanzas de cambio de la izquierda desaparecían, antes de imponer todas sus ideas a la clase política. La “inseguridad” se convertirá en una obsesión nacional y la policía en una nueva religión de Estado [6].
Revista, Contraataque, 2022
Extrema desapercibida
Otro país que merece especial atención es Polonia, un país aliado de Francia. En 2016, el Parlamento polaco dio luz verde a un proyecto apoyado por el ministro de Defensa de extrema derecha, Antoni Macierewicz, la creación de milicias paramilitares. Y en plena Europa « democrática », el adoctrinamiento de adolescentes en clases militares en Polonia: « Nadie controla a los paramilitares » .
Y en 2018 Mateusz Morawiecki, reescribe el pasado. Así, en 2018 aprobó una ley que prohibía hablar de “campos de exterminio polacos”, los campos de exterminio nazis, porque era perjudicial para la imagen del país y que además de los polacos, había “judíos” o “rusos” perpetradores de crímenes durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando se sabe que « sin, los rusos, Europa no hubiera sido liberada », historiador Dominique Lormier. Y sin la ayuda de las élites burguesas, entre ellas la de Estados Unidos, Hitler no hubiera subido al poder, historiador Peter Kuznick.
Otra extrema que no dice su nombre
Pero están los otros adoradores del fascismo que no dice su nombre. En Italia, Meloni piensa que Mussolini fue un gran líder y en Francia, Macron dice de Pétain: « fue un gran soldado y es legítimo de rendirle homenaje a pesar de haber cometido actos funestos ».
Rehabilitando el fascismo
El 19 de septiembre del 2019, el Parlamento Europeo votó una resolución promovida por Viktor Orbán, que reescribe la historia, asimilando el fascismo al comunismo. La solución aprobada por la mayoría de los eurodiputados, entre ellos verdes y socialdemócratas, pone en pie de igualdad a quienes construyeron los campos de exterminio de Auschwitz y el Ejército Rojo que liberó a los deportados. Borra el papel esencial desempeñado por los comunistas en la liberación de los países de Europa del yugo fascista, tanto dentro de la Resistencia en los diversos países europeos como a través del increíble precio pagado por la URSS y el Ejército Rojo.
Thomas Mann escribió: colocamos el comunismo ruso y el nazi-fascismo en el mismo nivel moral, considerando que ambos serían totalitarios, es en el mejor de los casos de la simple superficialidad, en el peor de los casos, es el fascismo. Aquellos que insisten en esta equivalencia pueden presumir de ser demócratas, pero en verdad, y en lo profundo de sus corazones, ya son fascistas; y ciertamente lucharán contra el fascismo sólo en apariencia y de una manera sincera, pero reservarán todo su odio por el comunismo [7].
Partido de trabajadores de Bélgica, 2019
Elecciones en Francia
En las recientes elecciones de julio de 2024 en Francia, se ha visto la formación de una coalición entre el centro (Partido Socialista, verdes) y la izquierda que, al ser analizada en profundidad, dista mucho de representar los valores tradicionales de la izquierda. Este grupo puede ser descrito más acertadamente como una derecha liberal, apoya políticas y acciones que no suelen alinearse con las expectativas de un electorado progresista y mucho menos de la izquierda.
Pero visto desde la América Latina, los progresistas gritan victoria de la izquierda frente al fascismo.
Apoyando la guerra y el genocidio
Ucrania
Los representantes de esta coalición, el Partido socialista (PS) o verde, han mostrado un claro respaldo a la OTAN y la guerra en Ucrania, una organización militar internacional que históricamente ha sido vista con escepticismo por movimientos de izquierda. Uno de los más fervientes defensores de la guerra, es el neoconservador Raphaël Gluckmann, quien fueran el consejero del criminal de Georgia, Mikheïl Saakachvili.
Israel
El Partido Socialista han sido un acérrimo defensor de Israel y también le ha proporcionado armas, estas acciones contrastan con una postura izquierdista tradicional que suele abogar por soluciones pacíficas y diplomáticas a los conflictos internacionales.
« Sabemos que Francia ha desempeñado un papel importante en el armamento de Israel en el pasado, llegando incluso a proporcionarle la bomba atómica o en el gobierno de Hollande -Partido Socialista- de drones », Patrice Bouveret [8].
Además, después del 7 de octubre, estos partidos, que hacen parte de esta colación, se han alineado con el discurso oficial de Macron y de la extrema derecha: le Hamas terrorista y denunciar el genocidio es ser antisemita. Y así, personalidades como Carole Delga, del partido socialista, salen a pedir prohibir las marchas a favor de la Palestina, señalando a Mélenchon de antisemita. Poco importan las vidas del pueblo palestino.
Medidas neoliberales
En el ámbito interno, el Partido Socialista integrante de esta coalición ha impulsado reformas laborales, como la ley El Khomri bajo la presidencia del socialista Hollande, limitando los derechos y precarizando a los trabajadores. Medidas como la flexibilización de los contratos laborales y la reducción de beneficios sociales reflejan una orientación más cercana a las políticas neoliberales que a las de protección y expansión de los derechos laborales, esperadas por aquellos que se identifican con la izquierda.
Macron no, pero sí
Maquiavelo: quien controla el miedo de las personas, se convierte en dueño de sus almas
Gritar « llega el fascismo », ¿pero acaso es que Macron no ha aplicado a sangre y fuego su programa neoliberal, votado por la mayoría del Partido Socialista que hace parte de la nueva coalición contra el « fascismo?
¿Coalición de izquierdas?
Más neoliberalismo
« Los partidos socialdemócratas están estrechamente vinculados a las organizaciones sindicales, lo que explica la preferencia y la práctica de la negociación, de la consulta para reformar la sociedad, en lugar de las luchas sociales. La socialdemocracia se ha convertido progresivamente en “liberalismo social” y ha integrado las tesis del liberalismo: economía de mercado, libertad de empresa, limitación del papel del Estado »[9].
Teniendo en cuenta todo lo anterior, la colación que dice ser de izquierda no es otra cosa que la continuidad de los socialdemócratas que seguirán en la vía que mejor conocen: el neoliberalismo.
Coaliciones peligrosas
Estas coaliciones pueden parecer una buena estrategia política por parte de los partidos de centro-derecha y de izquierda, para supuestamente parar el crecimiento de la extrema derecha, sin embargo, lo que queda claro es que la denominada « izquierda » prefiere seguir jugando a gritar el « lobo », creando alianzas con la burguesía, haciendo concesiones al empresariado y abandonando al proletariado, lo que conducirá irremediablemente a la miseria del pueblo y el neoliberalismo continuará libremente de la mano de los extremos, destruyendo lo poco que aún queda.
¿No hay una mejor manera para que los políticos de la izquierda respondan a las políticas neoliberales sin hacer coaliciones con aquellos que violentan el pueblo?
La izquierda sin lucha de clases
Si la izquierda no enfrenta la realidad y no asume la lucha con el proletariado, la nueva extrema derecha tomará inevitablemente el relevo, porque el electorado de esta nueva extrema derecha es simplemente el pueblo abandonado por la izquierda y estrangulado por las políticas neoliberales que también han impuesto los socialdemócratas a sangre y fuego.
El caso de los Chalecos Amarillo y de la Covid nos lo han demostrado.
« La incomprensión de los partidos e intelectuales de izquierda sobre la situación provocada por el Covid tendrá consecuencias desastrosas. Una vez más es la extrema derecha la que ha logrado captar la disidencia popular, reduciendo cualquier posibilidad de derrocar su hegemonía. ¿Realmente no se podía haber una crítica progresista a la cuarentena de individuos sanos, a los laboratorios ávidos de miles de millones, a tal momento de fragilidad colectiva utilizado cínicamente para socavar todas las libertades públicas? » [10].
El naufragio de la izquierda política frente a la Covid, 2021
Citas
[1] La izquierda en Europa. Partidos y alianzas de partidos desde Noruega hasta Turquía. Birgit Daiber, Cornelia Hildebrandt. Fundación Rosa Luxembourg, 2009
[2] Inmigración: fabrica de un discurso en tiempo de crisis. Louis Imbert. Ed. 10/18 Amorce, 2022
[3] The rise of the far right in Denmark and Sweden – and why it’s vital to change the narrative on immigration. Written by Anna Bailey-Morley, Claire Kumar. Odi.org, 2022
[4] El sistema te fuerza a hacer daño a otros aunque no quieras. Stephan Lessenich. El Pais, 2019
[5] La extrema derecha en Europa, un análisis geopolítico. Béatrice Giblin. Hérodote, 2012
[6] Hace 50 años el Frente Nacional fue fundado néo-nazis. Revista, Contraataque, 2022
[7] Cuando el Parlamento Europeo vote una peligrosa resolución que reescribe la historia. Marc Botenga. Ptb.be, 2019
[8] Cooperación militar y de seguridad Francia-Israel. Patrice Bouveret. AFPS Observorio del armamento, 2017
[9] Le Monde diplomatique
[10] El naufragio de la izquierda política frente a la Covid. Toby Green , Thomas Fazi .Unherd.com, 2021
Vous devez vous connecter pour laisser un commentaire.