El extractivismo goza de buena salud, incluso bajo los gobiernos llamados progresistas o de la nueva izquierda. En efecto, varios de ellos son activos promotores del extractivismo, e incluso lo han acentuado. Pero sus estrategias extractivistas no son idénticas a las del pasado, y, por lo tanto, es necesario hablar de un «neoextractivismo progresista». Son prácticas donde el Estado juega papeles más activos, y en varios casos se alimentan programas de lucha contra la pobreza, pero que, por otro lado, siguen basándose en estilos de alto impacto social y ambiental, que una vez más termina siendo dependiente de los circuitos económicos globales [1].
Eduardo Gudynas
Neoliberalismo
Una doctrina económica formulada inicialmente durante las décadas de 1940 y 1960 que cobró impulso a mediados de los años 1970, cuando grupos políticos conservadores utilizaron sus principios con miras a transformarlos en programas políticos (Ej. Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos). Siendo Friedrich August von Hayek y Milton Friedman los dos principales intelectuales asociados a este movimiento ideológico.
En América Latina se instaló el modelo de los Chicago Boys en los primeros años de la dictadura Argentina.
En 1955, el Departamento de Estado estadounidense puso en marcha el “Proyecto Chile” para formar a economistas chilenos en la Universidad de Chicago. Tras la llegada al poder del general Augusto Pinochet, en 1973, los Chicago Boys chilenos implantaron el modelo neoliberal puro y duro, con un paquete de privatizaciones y desregulaciones que contribuyó a crear una economía capitalista moderna y provocó que se hablara del “milagro chileno”. Sin embargo, bajo la fachada del éxito, había cada vez más insatisfacción —malestar— por las desigualdades que estaba causando el neoliberalismo [2].
El experimento neoliberal chileno
Principios
Pero cuando se habla de « políticas neoliberales », se hace generalmente énfasis en el « consenso de Washington » definido por el economista estadounidense John Williamson a finales de los años 1980, para referirse al conjunto de medidas políticas, económicas y estratégicas de desarrollo defendidas por las instituciones de Bretton Woods, el FMI y el gobierno de los Estados Unidos.
John Williamson estableció el decálogo:
1) fuerte disciplina presupuestaria, por tanto, pocos déficits; 2) gasto público con buen retorno o capacidad real para reducir las desigualdades generadas por el mercado; 3) reducción de las tasas impositivas marginales; 4) liberalización de las tasas de interés; 5) tipos de cambio competitivos; 6) liberalización del comercio exterior (reducción de barreras); 7) apertura a la inversión extranjera; 8) privatización de empresas públicas; 9) desregulación de los mercados internos; 10) mayor protección de la propiedad privada (capital, patentes, derechos de inversión, compra y venta).
Es decir, el neoliberalismo estima que son las fuerzas del mercado las que pueden crear los recursos de una sociedad y no el Estado, de esa manera se aporta mayor bienestar social a la población. Sin embargo, la realidad en el terreno es otra: más deterioro de la calidad de vida de la población y violencia, se incrementaron las desigualdades, precarización del trabajo, así como el aumento incontrolado de la degradación del medio ambiente.
Protestas
En medio de ese contexto de desigualdades sociales y el deterioro generalizado de las condiciones de vida sociales y ambiéntales, a finales de los años noventa, los diferentes sectores de la sociedad -campesinos, estudiantes, trabajadores, indígenas y los sectores medios empobrecidos- se organizaron para protestar contra las medidas políticas y económicas impuestas por los gobiernos neoliberales.
Progresismo
Un flash histórico
El progresismo es una escuela de pensamiento que apareció hacia los años 1870, bajo las raíces filosóficas del movimiento de la Ilustración Europea. Esta escuela considera que se debe lograr una transformación profunda de las estructuras sociales y políticas para una mayor justicia social y para mejorar las condiciones de vida. Pero el término « progresismo » como tal, se creó alrededor de 1930, con la idea de que la organización social y política fuese el resultado de un proceso histórico continuo de mejoras y que incluso estas mejoras podría acelerarse, mediante reformas a menudo radicales.
El progresismo ha sido, y es utilizado en el lenguaje político por las posiciones ideológicas tanto de izquierda como de derecha. Así es como nace en 1992 el neoliberalismo progresista desarrollado en los EEUU bajo Bill Clinton, quien fue el principal organizador y abanderado de los «Nuevos Demócratas». « Un progresismo aliando los movimientos sociales(feminismo, antirracismo, multiculturalismo y derechos LGBTQ) por un lado, y, por el otro, el más alto nivel de sectores de negocios «simbólicos» y de servicios (Wall Street, Silicon Valley y Hollywood) » [3].
En América Latina, a partir de la crisis del neoliberalismo de finales de los años 90, crisis reflejada en los continuos estallidos sociales causados por el aumento de las desigualdades sociales y el deterioro del medio ambiente, surgen personajes ajenos a las elites políticas tradicionales tomándose la bandera de una izquierda progresista, bajo el discurso antineoliberal y recogiendo las demandas de las masas movilizadas.
En América Latina, con la llegada del gobierno de Hugo Chávez en Venezuela y la conformación de un bloque de gobiernos progresistas proporcionó a Cuba un respiro y la posibilidad de la supervivencia frente a la presión externa a través de intercambios de productos como el petróleo por servicios profesionales en una lógica más solidaria que comercial [4].
Los gobiernos progresistas latinoamericanos
¿Progresismo, el ismo neoliberal?
Pero esas llamadas revoluciones progresistas, pese a ciertos cambios sociales, en cumplimiento a las demandas formuladas desde los sectores afectados, « realizaron alianzas e inclusive incorporaron a sus filas a sectores de las clases dominantes, así como favorecieron la emergencia de nuevos grupos tanto en términos de acumulación de capital como de empoderamiento de nuevas capas burocráticas » [5].
Es decir, en las experiencias latinoamericanas, los gobiernos progresistas apoyados por movimientos sociales y amplios sectores de la población, implementaron políticas orientadas a lograr un cierto grado de justicia social, pero siguiendo las políticas neoliberales impartidas por entidades como el Fondo Monetario Internacional y continuando en el camino del extractivismo con las consecuencias catastróficas en la naturaleza.
El progresismo, como noción imprecisa y generalizada reemplaza gradualmente el uso del término “izquierda” como identificación política de individuos, simboliza perfectamente la confusión que reina en esta familia política; es el altar en el que parte de la izquierda sacrifica sus ideales fortaleciendo la posición hegemónica del neoliberalismo. Una cortina de humo para ocultar la abdicación frente al neoliberalismo [6].
Maëlle Gélin
Progresismo y Centro político
La relación entre el progresismo y el centro político puede variar según el contexto y la interpretación política. El centro político suele buscar un equilibrio entre conservar ciertas tradiciones y valores, y adoptar reformas moderadas para mejorar la sociedad, es decir, es otra derecha que se muestra moderada, pero ¿Hasta dónde el progresismo llega?
Dos enfoques que son lo mismo
En algunos casos, el centro puede verse como un espacio donde convergen posturas progresistas y conservadoras, buscando un punto medio en el espectro político, así lo han vendido por años desde los medios y la academia, una posición biempensante, por eso el progresismo puede considerarse más distante del centro, especialmente cuando se enfoca en cambios más radicales o transformadores. Sin embargo, en la realidad, el progresismo no está generando los cambios prometidos y pacta con diversos sectores políticos para mantener intactos los poderes.
Dos gobiernos muy distintos como el de Colombia y el de Uruguay, uno calificado de centroderecha y otro que expresa una izquierda con una coalición política muy estructurada. Dos presidentes distintos, como Santos que viene del patriciado, volcado a sectores conservadores, y Mujica, guerrillero que estuvo preso y entró tardíamente a la política formal. Lo impactante no es que sean distintos, sino que los dos gobiernos quieren hacer megaminería. El principal proyecto económico de inversión de Mujica es iniciar en el país la megaminería de hierro a cielo abierto. En esto se parece a Ecuador porque eran los dos países que no la tenían. Esas circunstancias se repiten en todos los países. Hemos llegado a una situación en la cual los países latinoamericanos no saben hacer otra cosa que no sea el extractivismo [7].
Eduardo Gudyanas
Progresismo en Colombia
Esperanza
Colombia desde su independencia ha vivido bajo el dominio de las elites y la influencia hegemónica de los Estados Unidos, imponiendo a fuego y sangre el latifundio y luego las medidas neoliberales, es decir, se ha estado en una democracia genocida, como escribió el padre jesuita Javier Giraldo en 1996. Es en ese contexto de violencia creado por las elites, el Estado y la injerencia extranjera, que en el año 2011 surge un movimiento progresista liderado por Gustavo Petro, despertando en la población más marginada y maltratada, la esperanza del cambio. Así, siendo el progresismo asociado a la defensa de los derechos humanos, la inclusión social, la protección del medio ambiente y la promoción de políticas públicas orientadas al bienestar de la población, especialmente de los sectores más vulnerables, los colombianos, a pesar de los obstáculos, eligieron en 2022 a Gustavo Petro, con la esperanza de cambios sustanciales que favorezcan al pueblo y no a las élites.
Progresismo bajo la subordinación
Los progresistas en Colombia, como todos los progresistas de la América Latina, suelen abogar por cambios en el sistema político y económico para reducir la desigualdad, mejorar la calidad de vida de la población y promover el desarrollo sostenible. Sin embargo, a dos años de gobierno progresista, los cambios han sido pocos, con propuestas de tipo cosmético, reformas superficiales, pero alejados de un verdadero cierre de brechas sociales, sin reemplazar el modelo económico neoliberal, sin desmontar el régimen narco paramilitar y continuando bajo el dominio de la injerencia extranjera como la de los Estados Unidos- que ha sido también la causante de la violencia en Colombia.
Durante gran parte del siglo XX entre las clases dominantes y los Estados de Colombia y los Estados Unidos se ha generado una alianza estratégica que beneficia mutuamente a las dos partes, pero
Rénan Vega Cantor
que perjudica a las mayorías sociales de nuestro país. Los primeros se lucran por los préstamos y las ayudas militares, por lo que han establecido una subordinación y dependencia incondicional. Los
segundos, porque controlan diversos aspectos de la sociedad y la política colombiana, así como los más importantes renglones de la actividad económica, por el predominio de sus empresas e inversiones en renglones estratégicos [8].
Mirado hacia el norte: la asesoría extranjera
El imperialismo profesional o de colonización intelectual que han ejercido las escuelas de pensamiento europeas y angloamericanas en el « desarrollo » de la América Latina, continua bajo los gobiernos progresistas, imponiendo sus modelos económicos que, como nos muestra la historia, han fracasado, creando más miseria, violencia y muerte.
Pasado: La dependencia en las asesorías extranjeras
Lauchlin Currie, (1902-1993), fue un conomista de la London School of Economics and Political Science (LSE) de Inglaterra. Currie viaja a Colombia como miembro de una misión del Banco Mundial, con el propósito de proponer políticas que impulsaran el desarrollo de la economía nacional [9]. Él fue y sigue siendo – a pesar de haber fallecido- el maestro de los economistas colombianos. Se le recuerda, entre otras cosas, como el arquitecto del sistema UPAC que transformó el sector financiero y de la construcción en Colombia.
El Plan de Desarrollo de Pastrana Borrero, Las Cuatro Estrategias, no solo está inspirado en las ideas de Currie, formuladas años atrás en su Operación Colombia, sino que este participó activamente en su redacción, como lo señala Roberto Arenas Bonilla, director del DNP bajo el gobierno de Pastrana y quien fue responsable del regreso de Currie a Colombia [10].
Luis G Vélez A.
¿Pero qué dejó el UPAC? Este sistema ocasionó una ola de suicidios y la más grande expropiación de patrimonios, enriqueciendo a las industrias de la construcción y financiera.
Presente: Dependencia en las asesorías extranjeras, sin emancipación
A pesar de los fracasos de la injerencia extranjera en el manejo de la economía interna, el gobierno progresista de Gustavo Petro sigue apoyándose en las teorías económicas tradicionales y los nuevos, think tank que producen figuras como Mariana Mazzucato quien es una de las nuevas asesoras internacionales del nuevo gobierno. Mazzucato ha ocupado cargos académicos en la Universidad de Denver, la London Business School, la Open University y la Universidad de Bocconi [11]. ¿Qué Coincidencia?, como Lauchlin Currie, Mazzucato viene también formada por otra escuela de London Business.
Así, desde las diferentes orillas, tanto de la izquierda invisibilizada por los medios de comunicación, como por los ambientalistas, se ha criticado el reciclaje del discurso ideológico del neoliberalismo en figuras como Mazzucato.
Izquierda:
¿Cambiar el Capitalismo… ¿con más neoliberalismo?: Cuando se trae a colación una muestra del diccionario léxico clave en el pensamiento de Mazzucato: Estado emprendedor (Entrepreneurial State), Valor público (Public value), Políticas orientadas por Misiones (Mission-oriented policies), entre otros solo sería posible registrar una semántica indiscutiblemente neo-“Schumpeteriana” (sobre todo, en el tema de la “innovación”) y un lenguaje plenamente sintonizado con el neoliberalismo tanto en sus teorías como ‒peor aún‒ sus prácticas efectivas [12].
Ambientalistas:
El biólogo Eduardo Gudyanas, del Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES) : » Las ideas de la economista Mariana Mazzucato o su programa de “misiones” es presentado como una referencia teórica y práctica desde los gobiernos de Argentina, Colombia y Chile. A pesar de sus indicaciones sobre cambio climático o sustentabilidad, esas “misiones” descansan en el crecimiento económico y en sus ejemplos para América Latina son funcionales a los extractivismos » [13].
Imperialismo profesional
Queda en evidencia, ahora con el progresismo, el gran error de los gobernantes de la América Latina, que es el de no desarrollar la propia teoría económica acorde a las necesidades y realidades, siguiendo con el alineamiento de las escuelas dominantes que nos siguen viendo cómo países en vías de desarrollo a los que se les debe implementar reformas y no en pueblos autónomos con capacidad de gestionar sus propios recursos, el neocolonialismo o en otras palabras el imperialismo profesional, una forma disfrazada de « civilizar » y explotar los recursos.
Desde la óptica de las teorías post-coloniales, se asume que la transferencia de la teoría del trabajo social de los países “del Norte” (países “desarrollados” europeos y angloamericanos, específicamente Estados Unidos e Inglaterra) hacia los países “del Sur” (“en desarrollo”, colonizados y dependientes) no es casual, sino que es el resultado de un proceso de colonización intelectual, que como todo proceso de colonización, ha estado basado en la expansión occidental y en el privilegio epistemológico de los países colonizadores (Mignolo, 2012). Así, el imperialismo profesional no es más que la transferencia de conocimientos desde una comunidad intelectual (que se auto-atribuye superioridad) hacia otra (considerada inferior o subdesarrollada). Esto basado en el epistemicidio o aniquilación de saberes locales de los territorios dominados, que, como plantea Santos (2010), se viene produciendo los últimos cinco siglos y se sigue reproduciendo en las prácticas cotidianas, tanto de quienes se benefician de él como de quienes lo sufren [14].
Gianinna Muñoz Arce
¿Más extractivismo?
Cobre, níquel, litio y cobalto: la apuesta de Petro para la transición energética. En 30 nuevas áreas mineras, según Plan de Desarrollo, se extraerán los cuatro minerales.
Teniendo en cuenta que el Níquel es explotado en Colombia con todas sus consecuencias nefastas al medio ambiente, la salud y sociales, entonces ¿Qué cambios sustanciales propone el progresismo?
¿Por qué es aceptado el progresismo pero no suficiente?
Si bien progresismo en Colombia ha logrado cierto nivel de aceptación en los sectores populares debido a varios factores:
- Demandas sociales insatisfechas: Colombia enfrenta desafíos significativos en términos de desigualdad, pobreza, acceso a la educación y la salud, entre otros. El progresismo ha resonado entre aquellos que buscan soluciones a estas problemáticas y que ven en las propuestas progresistas una alternativa viable.
- Movilización ciudadana: El progresismo en Colombia ha sido impulsado por movimientos sociales y ciudadanos que han logrado movilizar a la población en torno a temas como la justicia social, los derechos humanos y la protección del medio ambiente.
- Crisis de legitimidad de las élites tradicionales: La corrupción y la falta de respuesta efectiva a las necesidades de la población por parte de las élites políticas tradicionales han generado un descontento que ha beneficiado al progresismo como una alternativa política.
- Cambio generacional: La llegada de nuevas generaciones con visiones más progresistas y críticas hacia el statu quo ha contribuido a fortalecer al movimiento progresista en Colombia.
- Contexto internacional: La influencia de movimientos y líderes progresistas en otros países de la región y a nivel global ha impactado también en la percepción y la aceptación del progresismo en Colombia.
A pesar de estos factores, es importante destacar que el progresismo en Colombia también enfrenta desafíos significativos, como se mencionó anteriormente, que limitan su funcionamiento y su impacto en la sociedad colombiana. Y está siendo fuertemente atacado por los poderes hegemónicos por medio de la indignación y discursos de odio, como la marcha del 2024 convocada por la derecha.
Con respecto a esta marcha, es importante reflexionar sobre sus implicaciones
- Emociones fuertes: Los discursos de odio a menudo apelan a emociones intensas como el miedo, la ira o la frustración, lo que puede hacer que las personas reaccionen de manera impulsiva y sin cuestionar la veracidad de la información.
- Simplificación de la realidad: Suelen presentar una visión simplificada y distorsionada de la realidad, ofreciendo respuestas simples a problemas complejos, lo que puede resultar atractivo para aquellos que buscan respuestas rápidas y claras.
- Facilidad de difusión en redes sociales: Las redes sociales y las plataformas en línea facilitan la difusión de discursos de odio, ya que permiten que las ideas se propaguen rápidamente y alcancen a una audiencia amplia sin filtros ni controles efectivos.
- Reforzamiento de creencias previas: Los discursos de odio a menudo refuerzan las creencias y prejuicios existentes de las personas, lo que puede hacer que sean más receptivas a este tipo de mensajes.
- Falta de educación y pensamiento crítico: La falta de educación y de habilidades para el pensamiento crítico puede hacer que las personas sean más susceptibles a creer y difundir discursos de odio sin cuestionar su veracidad o validez.
- Manipulación y propaganda: En algunos casos, los discursos de odio son promovidos por grupos o individuos con agendas políticas o ideológicas específicas, que utilizan técnicas de manipulación y propaganda para difundir sus mensajes. A los grupos menos favorecidos de la sociedad y sus protestas siempre las criminalizan.
Desafío y critica al progresismo de Colombia
- Fragmentación y falta de unidad: El movimiento progresista en Colombia está fragmentado y carece de una unidad sólida, lo que dificulta la consolidación de un frente común y la consecución de objetivos concretos. Solo falta ver la forma como se generaron peleas internas tanto en la construcción de listas al congreso en 2022 y en regionales 2023, disputas internas, discusiones en redes, poca democracia interna que terminó con listas a dedo y que atomizan el progresismo.
- Incidencia limitada: A pesar de sus ideales y propuestas, el progresismo ha tenido una incidencia limitada en las decisiones políticas y en la implementación de políticas públicas en el país, lo que ha generado frustración entre sus seguidores. Las reformas prometidas se han quedado cortas en el congreso, las promesas de campaña se han dilatado en el tiempo y la inconformidad contra el gobierno aumenta.
- Estigmatización y oposición: El progresismo en Colombia enfrenta estigmatización y oposición por parte de sectores conservadores y de derecha, lo que dificulta su avance y aceptación en la sociedad. Si bien el progresismo no es de izquierda, sobre él se han creado discursos de enemigo interno desde los grandes medios de comunicación y esto ha llevado a sesgar a millones de colombianos. Dictadura, extrema izquierda, comunismo, son algunas de las palabras que usan los medios para deslegitimar al progresismo y montarlo en un extremo cuando realmente es moderado.
- Déficit de liderazgo: En ocasiones, el progresismo ha carecido de líderes fuertes y carismáticos que puedan movilizar a la población y articular una visión clara y coherente. El progresismo no es la excepción, puesto que Gustavo Petro es la única figura visible y con votos propios, no existen cuadros políticos claros y todo discurso gira alrededor del presidente, hecho que pone en riesgo la continuidad del proyecto y por supuesto, abre todo el camino a la derecha para vía inconformismo, captar votos y adeptos.
- Desafíos de implementación: A pesar de tener propuestas y programas interesantes, el progresismo en Colombia a menudo enfrenta desafíos en la implementación efectiva de sus políticas, debido a limitaciones como la resistencia de la sociedad y a no tener rutas claras de trabajo para alcanzar objetivos. De nada sirve los discursos sobre cambio climático en cumbres internacionales cuando el país vive los efectos del cambio climático con incendios forestales, embalses en niveles bajos o grandes inundaciones sin una protección efectiva a páramos, humedales, la Amazonía, sitios como Gorgona. Sin mencionar el tema de promesas incumplidas con la libertad de presos políticos, el desmonte del Esmad, entre otras.
Conclusiones
El progresismo
- Se queda corto para intentar superar los problemas estructurales de Colombia porque no plantea soluciones de fondo sino cambios cosméticos. En este sentido, resulta más cercano al centro que a la izquierda, es decir, continua la línea neoliberal del capitalismo, bajo el oxímoron de capitalismo verde y humano.
- Hablar de transición ecológica mientras se continúa con el extractivismo de metales raros significa que las grandes empresas energéticas, bajo la lógica capitalista, monopolizaran los recursos, perpetuando las desigualdades, marginalizando y empobreciendo aún más a las clases populares, los campesinos e indígenas, además de destruir el medio ambiente para el beneficio de la industria financiera e industrial.
- Sigue mirando hacia el norte, dependiendo de la financiación y los créditos que otorgan los países de Estados Unidos, Canadá o la Unión Europea, lo que significa que Colombia debe seguir siendo la generadora de las materias primas del occidente y doblegarse a las políticas impuestas por estos países. Endeudados como la Grecia, favoreciendo a los bancos Occidentales que se lucraron de la crisis.
- Se ha demostrado que los representantes del progresismo, a pesar de no pertenecer a las élites, no son de izquierda, son un disfraz del neoliberalismo y en América Latina seguimos bajo el dominio del Occidente y sus políticas mortíferas.
- Queda la desagradable sensación que el progresismo, así como el centro, se sirven de los sectores populares, indígenas y campesinos que luchan por los derechos, como plataforma para subir al poder. Y como consecuencia, debilitan, con ilusiones, las luchas sociales. Un cambio, sin cambios.
- El progresismo en Colombia, tiene una herramienta de más, « la paz total », la cual le está dando al capitalismo, en su forma neoliberal, un respiro para reciclarse, continuar explotando al pueblo y acabar con el medio ambiente con poca resistencia.
Así, frente al capitalismo, no se necesita un progresismo que, con sus cambios cosméticos, no resuelve los problemas fundamentales de la sociedad y además permite, con la desilusión del pueblo que se siente traicionado, la subida de una nueva extrema derecha reencauchada, como los libertarios neofascistas, el ejemplo de Milei en Argentina, que venden en pedazos lo que queda del país.
Citas
[1] El nuevo extractivismo progresista en América del Sur. Tesis sobre el viejo problema bajo nuevas expresiones. Eduardo Gudynas. Centro Latino Americano de Ecología Social ,CLAES, 2011, Uruguay.
[2] El experimento neoliberal chileno. Esglobal.org, 2023
[3] El final del progresismo neoliberal. Nancy Fraser. Dissent Magazine / Socialismo21, 2017
[4] Los gobiernos progresistas latinoamericanos del siglo XXI. Ensayos de interpretación histórica. Franck Gaudichaud, Jeffery R. Webber, Massimo Modonesi. Universidad Autonoma de Mexico, 2019.
[5] Los gobiernos progresistas latinoamericanos, contradicciones, avances y retrocesos. Juan José Carrillo N, Fabiola Escárzaga, María Griselda Günther. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco de Ciencias Sociales, 2016, México
[6] ¿Dijo progresismo?, Maëlle Gélin. Lvsl.fr, 2017
[7] Progresismo: las contradicciones de los gobiernos de América Latina. Eduardo Gudyanas. Revista Plan V, 2014
[8] Injerencia de los Estados Unidos, contrainsurgencia y terrorismo de Estado. Rénan Vega Cantor. Editorial Ocean Sur, 2021
[9] Lauchlin Currie . Banrepcultural.org/coleccion-bibliografica/especiales/lauchlin-currie
[10] Lauchlin Currie: el maestro de los economistas colombianos. Luis Guillermo Vélez Álvarez. Lecturas de Economía, 79 (julio-diciembre), pp. 233-239. Universidad de Antioquia, 2013
[11] Biografía de Mariana Mazzucato. periododesesiones.cepal.org
[12] La innovación de la anacronía Mariana Mazzucato y los reciclajes ideológicos del (nuevo) neoliberalismo.José Francisco Puello-Socarrás. Revistaizquierda.com, 2023
[13] Las “misiones” para salvar el capitalismo, ambiente y extractivismos. Eduardo Gudyna. Ecologiapolitica.substack.com/2024
[14] Imperialismo profesional y trabajo social en América Latina. Gianinna Muñoz Arce. Politis revista Latinoamericana, 2015
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