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Por una EDUCACIÓN popular en POLÍTICA

El uso político de la religión a través de la educación

La laicidad ha sido un campo de conflictos y en algunos países pareciera que la lucha ha sido ganada y se ha establecido la educación laica por una vez y para siempre, Pero no es así. Las normativas, los objetivos educativos, el currículum, los medios de enseñanza, los agentes, los espacios y los símbolos son tierra de disputa. Cuando la laicidad parece dominar y que incluso parece formar parte de la cultura colectiva, viejas y nuevas fuerzas desde las organizaciones religiosas y conservadoras la cuestionan, la obligan a revisarse, la constriñen, la hacen tambalear y en algunos casos la derriban [1].

Ejemplo del uso político de la religión: los provida

En días pasados Argentina dio el paso a la despenalización del aborto, lo que permitirá a las mujeres ser dueñas de sus cuerpos pero a la vez acabando con la muerte de miles de mujeres. Muertes por no tener las condiciones médicas para prevenir los embarazos así como para realizar abortos en condiciones de salubridad óptimas.

En Colombia, frente a este evento, los representantes del grupo político del Centro Democrático envían una carta a la Asamblea de Argentina para clamar por la vida, sin embargo, son los que primeros en justificar el asesinato de niños bombardeados por el ejército porque eran « guerrilleros ». El ministro de defensa Botero, a pesar de la recia defensa del Centro Democrático, tuvo que renunciar gracias a la presión de la ciudadanía.

Políticos colombianos contra el aborto
Senadora contra el aborto
Justificando al ministro de defensa
Ejercito asesina a los niños y un expresidente apoya el bombardeo

Invocan los principios morales de la religión, pero apoyan la guerra, tampoco acatan las leyes al no tener en cuenta la separación de la Iglesia y el Estado. Cierto, según la constitución de 1991 existe la libertad de cultos, sin embargo ¿qué tanta libertad hay cuando los políticos utilizan la religión para sus intereses y mantener el statu quo?

Libertad sin libertad

Como se dijo en el artículo de Religión: alienar para dominar, en la Constitución Nacional se establecieron los artículos 18, 19 y 20 que establecieron, a partir de 1991, la libertad de conciencia, cultos y su difusión. Así mismo el Artículo 68 cuyo texto dice: “El Estado garantiza la libertad de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra”, al final del artículo se lee: « En los establecimientos del Estado, ninguna persona podrá ser obligada a recibir educación religiosa ».

Sin embargo, el Decreto 4500 del Ministerio de Educación Nacional del 19 de diciembre de 2006, violando flagrantemente la Constitución nacional, no garantiza la libertad de cultos, puesto que se condiciona al estudiante a tomar obligatoriamente una clase de religión para no verse afectado en su rendimiento académico. ¿Entonces, cuál libertad?

Imponiendo un dios

La religión judeo-cristiana en América cometió un genocidio de la población aborigen de América, simultáneo con el despojo y la implantación de un Dios desconocido para esas tribus. Imponiendo, a fuerza y sangre, el Dios monoteísta sobre los dioses prehispánicos como Bochica, Viracocha o Quetzalcoath, entre otros. Así, desde la Real Cédula del 17 de junio de 1549, hasta el Pacto de Ralito de 2002 – con el que un grupo de políticos en alianza con el narcoparamilitarísmo deseaban refundar la nación colombiana- la presencia de la religión judeo-cristiana, en nuestro caso el catolicismo, ha sido permanente y fundamental en el discurrir de la nación.

Las constituciones bajo un dios

De esta manera, de la Real Cédula de 1549 y todas las constituciones de Colombia, hasta la de 1991, han invocado la presencia del dios monoteísta. En el famoso Memorial de Agravios de Camilo Torres, además del racismo contra la población aborigen, invoca la religión católica. Igual sucedió con el llamado Grito de Independencia de 1810, en el que el famoso “Tribuno del Pueblo” José Acevedo y Gómez declara “derramar hasta la última gota de sangre por defender la sagrada Religión”.

En la Constitución de Cundinamarca de 1811 se reconoció la soberanía de Fernando VII por « gracia de Dios « y a la Religión Católica como la única del Estado y la exclusión de otra Religión y cultos. Seguidamente, en el establecimiento de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, también en 1811, en la que se dio la facultad para que cada provincia erigiera su Constitución, se estableció que “en cada provincia de la Nueva Granada, se conservara la Santa Religión Católica, Apostólica y Romana, en toda su pureza e integridad”. Así surge la Constitución de Tunja, 9 de diciembre de 1811, la cual estableció que “en todos los pueblos de la provincia habrá una escuela donde se enseñe a los niños a leer, escribir, contar, los primeros rudimentos de nuestra Santa Religión…”

Y así podríamos seguir enunciando cada una de las constituciones redactadas a través de nuestra historia como República « independiente », demostrando como el dios único y soberano guía a la nación y la vida de los ciudadanos.

Pero a la vez, esto confirma la influencia de la Iglesia Católica en la dirección del Estado, manteniéndose la injerencia de la religión, sobre todo del catolicismo, en la vida política del país.

Ideología-sucedáneo

Es de ese modo, invocando a dios, como los regímenes totalitarios o dictatoriales han utilizado la religión. Y muchos políticos han abusado de la relación religión-política para sus propios intereses y mantener el statu quo. Es lo que el sociólogo Juan Linz llamó “ideología-sucedáneo”, es decir, una religión profundamente politizada.

Quizás lo más sencillo sea definir el uso político de la religión para legitimar la autoridad y la obtención de apoyo para un régimen, y describir cómo los líderes religiosos, la jerarquía eclesiástica y los clérigos usan el apoyo de autoridades políticas para perseguir su propio ideal y sus propios intereses morales y materiales.

Desde mi punto de vista, lo que distingue a la religión política es que la elaboración de manifestaciones «religiosas» es iniciada en la esfera política. Es decir, que es intramundana (innerweltlich) en lugar de hacer referencia a realidades trascendentales como a un dios o dioses y a los profetas de dios. Los iniciadores de la religión política son los líderes políticos, generalmente líderes en el poder que usan los recursos del Estado y del partido; y el desarrollo de la religión política es realizado por los activistas políticos, los funcionarios y algún tipo especial de intelectuales, implicando en el proceso a académicos, profesores,
escritores, periodistas y artistas [1].

Juan J Liz, 2006

Invocando a dios

Ejemplos de la influencia religiosa en la vida política del país, no faltan. Podemos citar la elección del ex senador Álvaro Uribe Vélez como presidente de Colombia y su continua invocación al dios del catolicismo para continuar dirigiendo al país desde la sombra. Es por esta razón que lo vemos, con bastante frecuencia, demostrando su confesión religiosa. Otro ejemplo, el plebiscito por la paz del 2016 el cual fue votado NO bajo el influjo de las sectas evangélicas y del mismo catolicismo.

Los evangélicos no quieren la paz
Uribe, un criminal pero piadoso

Católicos, evangélicos, próvida, con rezos y camándulas, educados en la fe cristiana, le dicen NO a la paz, mientras las víctimas claman por ella porque saben lo que es la guerra.

Las victimas votan por la paz

Es por ese uso político de la religión que el Decreto 4500, del 19 de diciembre de 2006, emanado del Ministerio de Educación Nacional, fue creado. A través de él se restringe la capacidad de discernimiento de los ciudadanos al inculcar unas ideas y creencias que debieran ser la síntesis de todo un proceso de desarrollo académico desde la niñez hasta la adolescencia o al final de la etapa educativa media.

Educación bajo un dios y sin libertad

Además, independientemente de que la Corte Constitucional de Colombia diera un concepto favorable de exequibilidad al Decreto 4500, este vulnera los derechos de los niños al imponerles, desde la etapa escolar hasta la educación media, la creencia en un dios poderoso con toda su jerarquía de vírgenes, santos o “divinas trinidades”, responsables del curso de la naturaleza, los actos humanos y los fenómenos del espíritu.

Así mismo, si el Artículo 68 garantiza las libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra y la no obligación a una educación religiosa, ¿no es eso exactamente lo que se hace con un niño al inculcarle desde la tierna infancia, en establecimientos escolares del Estado, obligándolos a recibir una educación religiosa? ¿No es eso lo que prohíbe la Constitución Nacional, o sea, no obligar a una persona, más tratándose de niños, a recibir educación religiosa?

Educación sin libertad

Lo que se observa en la realidad social o práctica cotidiana es que un niño(a) en su tierna infancia, al entrar en su primer grado escolar, no posee nociones religiosas que lo sesguen o definan en determinado culto o confesión, porque a lo sumo llegan con algunas ideas no muy claras escuchadas de sus padres o tutores sobre determinado culto o confesión. Entonces, al llegar al establecimiento educativo se le impone, generalmente, la educación religiosa judeo-cristiana, el catolicismo que es la predominante en Colombia, violando así la libertad del niño a escoger un determinado culto o confesión.

Imponiendo la religión

Luego de la configuración de los Estados modernos, los/as niños/as y jóvenes aparecen como objetivo central para la asimilación de la ortodoxia católica. La iniciación temprana en el aprendizaje de la fe, la moral y las buenas costumbres se delineó entonces como una modalidad necesaria en la conservación del prestigio y el poder de la Iglesia. Si bien aún no era concebida como una etapa cronológica delimitada y específica, la niñez aparece caracterizada de manera particular por su maleabilidad, debilidad y rudeza, en concordancia con los intereses eclesiásticos [3].

F. Alvarez-Uria & J. Varela, 1991

Y así es como políticos, con la ayuda de los jerarcas de la « iglesia », van imponiendo la religión y creando las condiciones propicias para la dominación de todo un pueblo y mantener sin ninguna resistencia el statu quo. Por eso, cuando los profesores cumplen con la libertad de culto y de pensamiento, los políticos estigmatizan al profesorado.

Senadora señala a los profesores
Expresidente estigmatiza a los profesores

La libertad de culto en la educación

Por último, nuevamente un aparte del Art. 68 « En los establecimientos del Estado, ninguna persona podrá ser obligada a recibir educación religiosa », entonces, teniendo en cuenta esto es importante que los políticos:

  • No utilicen la religión con fines políticos.
  • Respeten la libertad de culto, sin imponer ninguna religión.
  • Permitir el libre desarrollo de los niños en las escuelas y no inducir el pensamiento hacia la veneración de un dios.
  • Cumplir con la separación Estado-Iglesia.
  • Respetar el Estado laico.

(…) Es por consiguiente un Estado laico. Admitir otra interpretación sería incurrir en una contradicción lógica. Por ello no era necesario que hubiese norma expresa sobre la laicidad del Estado. El país no puede ser consagrado, de manera oficial, a una determinada religión, incluso si esta es la mayoritaria del pueblo (…)

Fragmento de la Sentencia C-350-94 de la Corte Constitucional

La enseñanza no puede ser unilateral y debe, ante todo, aportar la información para que los futuros ciudadanos logren tomar sus propias decisiones en conciencia, con conocimiento de causa y en plena libertad.

Citas

[1] A. Arredondo, Educación laica en América Latina y el Caribe. Historia Caribe – Volumen XII N° 30 – Enero-Junio 2017 pp 15-23

[2] J.J. Linz. El uso de la política y/o el uso político de la religión la ideología-sucedáneo versus la religión-sucedáneo. Reis, 114/06 pp.11-35, 2006.

[3] F. Alvarez-Uria & J. Varela. Arqueología de la escuela. Ed. La Piqueta, Madrid 1991.